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Los cambios físicos de los chilenos en un siglo: más altos pero más robustos

Alza de 10 centímetros de estatura y casi 20 kilos más, en 100 años

El mayor gasto social y los cambios en la salud pública hicieron que el ciudadano se diera "un estirón" que hoy podría estancarse, a causa de la obesidad. Los especialistas lo dicen: para medir el desarrollo de una nación, no hay nada mejor que mirar el cuerpo de sus ciudadanos.  

Marisol Olivares 
Si usted se ha detenido a mirar a su hijo y encuentra a un hombre varios centímetros más alto y menos esbelto que usted a esa misma edad, no es casualidad. Desde la época de la Primera Junta Nacional de Gobierno hasta ahora, los hombres chilenos han crecido en promedio 14 centímetros y engordado 18,6 kilos según los registros que datan de las primeras revistas médicas.
No se trata de un asunto meramente estético: para medir el bienestar de una población, no hay nada mejor que ver cuántos centímetros se crece. Así lo señala el doctor Francisco Mardones, del Instituto de Salud Pública de la Universidad Católica: "una población más alta se asocia a mejor rendimiento escolar, mayores conexiones neuronales y más productividad económica. El crecimiento de una población permite decir si el ambiente ha permitido desarrollar al máximo las condiciones genéticas".
Desnutridos en 1900
El comienzo del siglo XX apareció con una mala noticia en el norte: una niña cayó con peste bubónica en un conventillo de Iquique. El intendente y el médico ordenaron quemar la vivienda, que estaba plagada de ratas y piojos, pero la peste ya había empezado.
Más tarde, en 1904, la viruela mataba al 70% de los contagiados en Antofagasta y un año después, más de 11 mil personas ya habían fallecido a lo largo del país por este virus.
"Los efectos de la hambruna de los años 30, las enfermedades infecciosas, el nulo consumo de leche y las pestes fueron determinantes en el cuerpo que por ese entonces tenían los chilenos", explica el doctor Mardones.
Bajo y enjuto era el chileno promedio de entonces. El 70% vivía en zonas rurales, cerca del 80% en condiciones de pobreza y el 25% hacinado.
Recién en 1907 se les dio un día de descanso semanal a los niños que trabajaban y uno cada dos semanas para los hombres.
El Centenario se celebró sin descanso dominical y con una mortalidad infantil que alcanzaba a 304 niños por cada mil nacidos vivos. De los que sobrevivían, uno de cada tres eran desnutridos, según los datos que maneja el doctor Alejandro Pizarro, especialista en nutrición del Ministerio de Salud.
"Todo el ambiente en contra"
El crecimiento humano se define como resultado de la interacción entre la dotación genética y el ambiente. El primer factor regula la talla potencial de un individuo y el ritmo con el que se crece. El medio ambiente lo condiciona.
"Una persona pobre de comienzos de siglo tenía todo el ambiente en contra para crecer", comenta Mardones.
Según los registros de la época, recopilados a través de las revistas médicas, un hombre medía en promedio 1 metro 60 centímetros y pesaba 57 kilos.
Después de que las autoridades escucharan el ruido de la cuestión social -debate público sobre los altos niveles de pobreza que existía en la población-, se implementaron las primeras medidas sanitarias que comenzarían a mejorar la salud, el peso y la talla de la clase baja.
En 1917 el Estado asume la obligación de atender a ancianos, enfermos e indigentes y un año más tarde, con la creación del Código Sanitario, se compromete a atender pandemias. Estas medidas dan el primer empujón para hacer crecer a los chilenos.
Mitad de siglo XX: chilenos " normales"
La cuestión social se había transformado en un problema sanitario. En la década del 20, Arturo Alessandri Palma creó el Ministerio de la Higiene, Asistencia y Previsión Social y quintuplicó el gasto destinado a mejoras que apuntaron a dar seguros de salud a los trabajadores y su familia, tratamiento de medicina preventiva, además de establecer otras leyes que fueron en beneficio de los obreros.
La primera encuesta de nutrición hecha en el país data de 1960.
"Chile, Nutrition Survey" registra los primeros avances en materia de salud en el país. Tomando una muestra de 4.305 militares y 5.374 civiles, da cuenta que a mitad del siglo XX los hombres medían en promedio 1 metro 62 centímetros y pesaban 65 kilos. Mientras, las mujeres medían 1 metro 50 centímetros y pesaban alrededor de 58 kilos.
Aproximadamente el 50% de los habitantes era considerado de peso normal y la población desnutrida había bajado al 20%.
Para los especialistas, el gran avance se debió a la creación del Servicio Nacional de Salud en 1952, bajo los gobiernos radicales. El médico conservador Jorge Mardones, junto al socialista Salvador Allende, impulsaron esta iniciativa cuatro años después que el primer instituto de salud pública del mundo se levantara en Inglaterra.
Según el doctor Francisco Mardones "esto explica cómo un servicio organizado arregla las cosas y que de ahí en adelante a Chile le haya ido tan bien en materia de salud. Siempre hemos tenido la mitad de la mortalidad infantil que Argentina, pese a que durante un siglo ellos tuvieron el doble de ingreso per cápita".
Sólo después de esta medida, el alza de estatura llega también a la clase baja, que según la tesis "La estatura como indicador de bienestar. El caso para Chile", de la economista Graciela Pérez, sólo aumenta 0.6 cm por década, casi la mitad de lo que crece la clase alta.
Siglo XXI: más altos y con sobrepeso
La modernidad no ha hecho crecer a los chilenos todo lo que se esperaba. Desde hace 20 años, las mujeres de clase baja están estancadas en la misma estatura promedio: 1.54, seis centímetros menos que las del segmento ABC1.
En tanto, la circunferencia de cintura de las chilenas -de 87 centímetros en promedio-, es la más extensa de Sudamérica y según un estudio realizado por el Instituto de Salud Pública de la UC, su estatura es 18,8% menor de lo que podría ser potencialmente. Y si a comienzos de siglo lo que estancaba el crecimiento de la población era la falta de políticas sociales y desnutrición, ahora la culpable es la obesidad.
Nuevamente no se trata de estética. En casi un tercio de las mujeres prevalece la obesidad. Esto hace que les llegue la primera menstruación antes de lo normal, que muchos embarazos no lleguen a término, que el 20% de los partos sean cesáreas, que el 44% de los recién nacidos tengan bajo peso y que este "nacer con hambre" haga que los niños, especialmente los de hogares de bajos recursos, tengan una mayor propensión a ser obesos.
Otro estudio desarrollado por el mismo doctor Mardones afirma que la baja talla al nacer es "proporcional al rendimiento en el Simce".
La doctora Helia Molina, también del ISP de la Universidad Católica, agrega que "tener niños estresados hace también que sean más obesos y esto, en la clase baja, es peor porque los pobres siempre están más dispuestos a contraer enfermedades".
Pese a ello, y según las cifras de 2003, la mujer promedio en Chile alcanza 1 metro 55 centímetros. Los hombres, en tanto, promediaban 1.69 ese año, pero siguiendo la tendencia histórica ya deberían haber alcanzado el metro 70 centímetros, con lo que el aumento de su estatura desde 1900 llegaría a los 10 centímetros.
2050: el desafío
El desarrollo a futuro tendría dos formas de manifestarse en el cuerpo de los chilenos. Para Mardones "podemos mirar hacia Estados Unidos y seguir engordando, lo que va a tender a detener la talla de la población. La otra posibilidad es mejorar las medidas y, al reducir la tasa de obesidad, la gente va a tender a crecer".
La apuesta de los especialistas es crecer un centímetro por década, como los europeos. Con esto las mujeres alcanzarían un promedio de 1.61 y los hombres 1.74.
Para que el objetivo se lleve a cabo, se debe aumentar el consumo de leche sin lactosa en las embarazadas a un litro diario, consumo de Omega 3, aumento de hierro y reducir el tabaquismo en la población completa, sobre todo en quienes van a ser madres.
Esto, sumado a las políticas públicas que se están implementando como la baja de sodio en el pan y la etiquetación de los alimentos que comunica las calorías, carbohidratos y sodio, podría significar la baja de peso. Molina señala que hasta ahora sólo han funcionado los programas de antiobesidad destinados a un pequeño porcentaje de la población, pero para conseguir resultados se debe apuntar a la sociedad completa.
"Así como se le puso flúor al agua para mejorar los dientes, hay que sacarle el sodio a los cereales, decretar una dieta no hipercalórica como en Finlandia y, por ley, incluir una hora más de Educación Física en los colegios y no dejarlo de manera voluntaria".
Así, en el futuro, en vez de subir un kilo por década, el chileno subiría sólo la mitad. Hombres con 78 kilos y mujeres con 69 de peso, distribuidos en una estatura mayor deberían desembocar en un futuro más esbelto. De lo contrario el país se puede quedar bajo y seguir engordando.

 

Publicado el 17/09/2010

Fuente: El Mercurio