Un desayuno balanceado (compuesto por leche, frutas y cereales) les entrega a los niños la vitalidad necesaria para empezar el día en buena forma. Además, impacta positivamente en sus capacidades intelectuales.

La leche y sus derivados aportan principalmente el calcio y las proteínas; la fruta -que es rica en vitamina C-, contribuye con la fibra y los carbohidratos no refinados, y los cereales, con energía, vitaminas y minerales. Es el “trío dinámico”, que les permitirá a los niños crecer en forma sana, sin desarrollar cuadros de obesidad o sobrepeso. “Juntos estos ingredientes proporcionan el 25% de los nutrientes diariamente necesarios”, afirma la doctora Ivette Guillier, médico cirujano de la Universidad Católica y especialista en nutrición infantil.

Su carencia -tras las largas horas de ayuno durante la noche- provoca en el niño una baja en la glucosa y en los niveles de insulina, pudiendo afectar funciones cognitivas como lo son la concentración y la memoria activa.

Según la campaña que desarrolla Nestlé fundamentada en una investigación de la Universidad de Minnesota, Estados Unidos, los beneficios de un desayuno balanceado apuntan principalmente a mejorar las capacidades de aprendizaje y concentración. Con ellos se logra:

-La reducción de un 50% de los problemas de conducta.

-Aumento del 10% en índices de comprensión de lectura y pruebas de matemáticas.

-Mayor asistencia a clases.

-Disminución en visitas a la enfermería del colegio por dolores de cabeza, desmayos o malestares estomacales.

-Prevención del sobrepeso y la obesidad.

A los padres -y también al colegio- les corresponde generar hábitos alimenticios sanos en niños y jóvenes. Se ha observado que las personas que ingieren un desayuno deficiente o que simplemente no lo toman, desarrollan una nutrición incorrecta que se relacionan con un mayor riesgo de obesidad.



Diario Las Ultimas Noticias // Mireya Urbina

Viernes 20 de Febrero de 2004