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 Sepa cómo evitar el sobrepeso y la obesidad en sus hijos 

El niño robusto sanito y el gordo feliz que adelgazará cuando pegue el estirón son un mito. La obesidad infantil es una enfermedad que se perpetúa en el tiempo y se asocia a patologías crónicas del adulto, como diabetes, hipertensión e infarto, dolencias que serán el próximo año la primera causa de muerte en Estados Unidos, sobrepasando al tabaquismo.

Chile no está lejos de esa realidad. En 1990 las cifras se dispararon y diez años después llegamos a números cercanos a los estadounidenses. Por eso es que el último estudio de la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb), conocido recientemente, puso en alerta a los chilenos. Allí se estableció que el 17,2% de los niños de primero básico es obeso, y si a ellos sumamos los que tienen sobrepeso, el porcentaje se dispara al 50%.

Si extrapolamos la situación de la población infantil a todos los chilenos, un estudio del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) estima que en 2010 seis de cada diez personas serán obesas o estarán con sobrepeso, superando los 9 millones de habitantes.

Este grupo tendrá un mayor riesgo de contraer diabetes tipo II, enfermedad que en el Bicentenario podría afectar a un millón 500 mil personas, el doble de las que hoy la padecen.

El problema ya ocupa un lugar prioritario en la agenda de las autoridades sanitarias del país. Las que a pesar de no haber considerado la obesidad en la primera etapa del Plan AUGE, sí incluyeron algunas enfermedades asociadas y desarrollan planes focalizados de prevención.

"Respecto de los niños, los primeros responsables son los padres, quienes deben enseñar a sus hijos a comer una dieta balanceada y a tener una vida activa desde pequeños, porque estas son conductas aprendidas que seguramente desarrollará el resto de su vida", enfatiza la doctora Raquel Burrows, jefa del Programa de Obesidad Infantil del INTA.

Ante esta verdadera "epidemia del siglo", como llamó a la obesidad la OMS, no hay que buscar terceros culpables: Sólo el 10% de la obesidad responde a problemas endocrinos y todo el resto es consecuencia de la mala alimentación y el sedentarismo.

Para solucionar este flagelo no bastan las buenas intenciones. Una encuesta del INTA hecha en octubre del año pasado reflejó que aunque el 97% de las madres consideran importante que sus hijos tomen un desayuno balanceado todos los días, sólo el 2,4% de los niños empieza su jornada consumiendo leche, fruta y cereales.

Una palabra que los chilenos no hemos asimilado suficientemente resume esta inercia: prevención. Y para ponerla en práctica, hay que saber cómo actuar en cuatro frentes: La nutrición, la actividad física, la sicología y la endocrinología.

Diario La Segunda // Bernardita Aguirre P.

Jueves 18 de Marzo de 2004