ACTUALIDAD NOTICIOSA
 Combate a la obesidad :

En vez de hacer dieta, mejor que paguen más impuestos

El diputado socialista Fulvio Rossi plantea importar a Chile la idea inglesa de gravar los productos ricos en grasas.

No funcionó para atacar la adicción al tabaco, pero quién sabe si funcionaría para combatir la obesidad. Pues tal como en Inglaterra se estudia aplicar un "impuesto a la grasa", en Chile el diputado Fulvio Rossi (PS) viene postulando usar la política fiscal para contrarrestar los malos hábitos alimentarios y la alta incidencia de problemas coronarios en la población.


Conocer el propio organismo y mantener buenos hábitos alimentarios son los ejes de la filosofía de vida que la doctora inculca a sus pacientes. Para ella, algo esencial al momento de querer bajar unos kilos es ser capaces de clasificar la calidad de los alimentos, saber cuáles nutren y cuáles engordan. Y, a partir de ese conocimiento, organizar lo que se come.

Así, los amantes de los dulces y la comida "chatarra" tendrían que revisar bien su billetera antes de seguir consumiendo estos productos.

Rossi, quien en enero le planteó el tema al ministro de Salud, Pedro García, dijo que una política fiscal en Chile tendría que tomar como referencia la composición nutricional de los alimentos. Y a partir de ella, aplicar un impuesto al consumo de ciertos elementos que sobrepasen cierta concentración en la dieta recomendable.

Claro que los nutricionistas opinan que el problema debe ser abordado desde una óptica global y educativa y que, tal como sucede con el consumo de cigarrillos, los impuestos no juegan un rol eficaz en prevenir.

Pero según Rossi, el precio actual de los alimentos estimula la compra y consumo de una dieta alta en colesterol. Entonces, los impuestos podrían usarse para compensar las externalidades negativas de una mala dieta.

Lo importante, a su juicio, es introducir cambios de precio en la oferta de los alimentos e incorporar sustitutos para cambiar los hábitos alimentarios.

A su favor está el caso de la gasolina sin plomo, que pudo masificarse cuando su precio ya no era tan distinto del de la con plomo.

Según Rossi, un cambio similar podría introducirse en los alimentos, estimulando a los fabricantes a producir conniveles bajos o sin colesterol.

"Si se producen alimentos más saludables a un precio más bajo que otro menos saludable y el sustituto es parecido, entonces la gran mayoría de las personas va a preferirlos y los fabricantes también van a optar por producirlos", indicó.

Pero habrá que ver qué tan sabrosos pueden llegar a ser los sustitutos. Porque en comida, el gusto es lo que más importa.

Diario El Mercurio // Lina Castañeda

Martes 16 de marzo de 2004