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Los fines de semana no son buenos para la dieta



Todo aquel que haya evitado los controles de peso un lunes por la mañana conoce esa verdad inalterable: los fines de semana no son amigos de los que hacen dieta.

Ahora, los investigadores tienen evidencia científica que respalda la queja de las personas a dieta de que los fines de semanas son su talón de Aquiles. La mayoría de la gente come más los fines de semana, aún cuando intenta bajar de peso.

"Las indulgencias de los fines de semana pueden causar estragos en el control del peso, dando lugar al aumento de peso o, si estamos a dieta para bajar de peso, entorpeciendo nuestros esfuerzos para perder peso", afirmó la autora del estudio Susan Racette, profesora asistente de la Universidad de Washington en San Luis. La investigación fue publicada en línea recientemente en la revista Obesity.

Racette y sus colegas dieron seguimiento a 48 hombres y mujeres durante un año para determinar los efectos de los fines de semana sobre los esfuerzos para perder peso.

Asignaron a los participantes, cuyo estado oscilaba entre saludable o al borde de la obesidad, a uno de tres grupos: Los controles no modificaron la dieta ni los niveles de actividad; el grupo con restricción de calorías redujo su ingesta en 20 por ciento, y el grupo de actividad física aumentó su actividad física para cada día en 20 por ciento. Los participantes registraban los alimentos que comían en un diario y portaban dispositivos para medir su nivel de actividad.
Sin embargo, incluso antes de que empezara la intervención, Racette recopiló datos sobre el peso, ingesta de alimentos y actividad física diarios, y encontró que durante los fines de semana la gente era más indulgente.

"En la línea base, antes de que nos propusiéramos dar seguimiento a la dieta o al plan de ejercicio, hallamos que durante los fines de semana, la gente aumentaba de peso", destacó. A lo largo de la semana, se perdía peso. Pero el efecto del fin de semana era potente. "Si lo trasladamos a un año, estaríamos hablando de un incremento de 9 libras (unos 4 kilos)".

Antes de la intervención, los participantes ingerían un promedio de 2,257 calorías los sábados, en comparación con apenas 2,021 durante la semana. Sin embargo, la actividad media de los fines de semana en general no difería mucho de la de los días de la semana. Por tanto, la comida, y no la falta de actividad, era la culpable, dijo Racette.

Racette dio seguimiento a los participantes durante un año tras iniciar la intervención, y las indulgencias de los fines de semana seguían vigentes. El grupo de restricción calórica dejó de perder peso los fines de semana, mientras que el grupo de actividad física aumentó ligeramente de peso, cerca de 0.17 libras (0.08 kilos). En el grupo de control no hubo cambios significativos en el peso durante los fines de semana.

Las indulgencias del fin de semana ayudan a explicar por qué muchas personas a dieta pierden menos peso que lo esperado, destacó Racette. "Los fines de semana están menos estructurados para muchas personas, lo que puede ocasionar estragos", dijo. "Un pequeño exceso se convierte en uno grande. Para las personas que desean bajar de peso o mantener su peso actual es muy importante que se mantengan vigilantes los fines de semana"



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Viernes 25 de Julio de 2008