Obesidad y Cáncer

La obesidad, otra vez, está en el banquillo de los acusados.

Demostrado factor de riesgo en varias enfermedades -cardio y cerebrovasculares, diabetes y articulares, entre otras-, un nuevo estudio norteamericano que evaluó a 900.000 personas durante 16 años demuestra que el exceso de peso incrementa tanto la aparición como la mortalidad por cáncer.

"La relación entre alimentación y cáncer es medianamente conocida por el público, pero hasta ahora no se mencionaban el sobrepeso y la obesidad como factores de riesgo de cáncer".

"Esta investigación demuestra que lo son", explica, desde Atlanta, Estados Unidos, la doctora Carmen Rodríguez, directora del Servicio de Análisis Epidemiológico de la Asociación Americana del Cáncer, a LA NACION.

Rodríguez, nacida en Barcelona, España, junto a la médica griega Eugenia E. Calle son investigadoras principales del trabajo aludido, que apareció esta semana en el New England Journal of Medicine (NEJM).

La doctora Rodríguez añade que la investigación indica que el exceso de peso es el factor que explica el 14% de las muertes femeninas y el 20% de las masculinas por cáncer en los EE.UU. Esto es igual a decir que si las personas no tuvieran exceso de peso en los Estados Unidos se evitarían 90 mil muertes por cáncer cada año.

"En el ambiente médico -indicó Rodríguez- sabíamos ya que el cáncer colorrectal y el de mama estaban relacionados con la obesidad, pero esta investigación demuestra en ambos sexos que también lo están el de esófago, hígado, vesícula, páncreas y riñón, además de mieloma múltiple y linfoma de Hodgkin. En los hombres hay un riesgo significativo mayor entre obesidad y mortalidad por cáncer de hígado, estómago y próstata, y en mujeres, por cáncer de mama, de útero, de cuello uterino y ovarios."

¿Cuánto hace falta pesar para ser un obeso severo? Menos de lo que parecería: "Alguien de 1,65 y más de 80 kilos tiene un IMC de 35, que es obesidad severa -dice la doctora Rodríguez-. El trabajo muestra que el riesgo de enfermar y morir de cáncer aumenta en forma proporcional a los kilos en exceso". La especialista agrega, en ese sentido, que los varones con el máximo sobrepeso registrado mostraron "un 52% más de riesgo de morir por cáncer, y las mujeres, un 62 por ciento".

La relación entre cáncer y tabaquismo está bien demostrada. "Fumar aumenta 14 veces el riesgo de cáncer de pulmón -recuerda la experta-. No haber fumado, según nuestro estudio, es siempre un factor protectivo, pero no el único para reducir la mortalidad por cáncer. Una persona puede estar delgada, pero fumar, y su delgadez no es sana."

Respecto del cáncer de mama, cuya conexión con la obesidad ya ha sido demostrada, la doctora Rodríguez agrega que "el estudio confirma el mayor riesgo de cáncer de mama después de la menopausia, pero también por obesidad".

Si bien las profundas relaciones que ligan la carcinogénesis al exceso de peso están lejos de haber sido demostradas, un trabajo aparecido en la misma edición del NEJM indica que los mecanismos que pueden explicarlas se vinculan con un amplio abanico de sustancias, entre las que se destacan hormonas sexuales, insulina, procesos mecánicos como por ejemplo la contribución de la obesidad abdominal con el reflujo esofágico y su relación con el carcinoma de esófago.

Para el doctor Leandro Carlos Cerchietti, miembro del Comité Científico de Asarca e integrante de la Unidad de Investigación de Transferencia del Departamento de Radioterapia del Instituto Roffo (UBA), los resultados del estudio -si bien confiables- no son aplicables a la realidad argentina.

"Entre otras cosas, porque no hay datos completos sobre obesidad y los de mortalidad por cáncer no están actualizados o no tienen la fiabilidad de los de Europa, Canadá, Japón o EE.UU. -afirma-. Entonces, entre otras dificultades, acá no podemos implementar programas serios de control de factores de riesgo, porque no sabemos si a nuestra gente le pasa lo mismo que a otras poblaciones."

Para el doctor Cerchietti, el nuevo estudio incurre en un error repetido: como no está demostrado claramente si la creciente epidemia de obesidad es resultado de una mayor ingesta calórica, o un mayor sedentarismo, o una combinación de ambos, la pregunta sobre actividad física debería ser mucho más específica, para ponderar mejor su impacto.

"Algo similar pasa con el tabaquismo -dice-; muchos obesos fuman y habría que discriminar mejor entre obesidad y tabaquismo, ya que ambos son factores de riesgo para el cáncer."

Otro aspecto que destaca es que siempre que se considere la relación entre obesidad y cáncer hay que puntualizar no sólo cuánto se come sino también qué y de qué manera. "En los EE.UU. -explica- la gran mayoría no sólo come alimentos chatarra y en cantidad, sino que lo hace apurado, distraído. Uno los ve desayunando en el auto, almorzando en el escritorio, y si pudieran cenarían en el ascensor."

En cuanto a la calidad de algunos productos, "ciertos alimentos tienen propiedades que permiten modificar procesos biológicos para bien o para mal -explica el especialista-. Pueden alterar el metabolismo de sustancias carcinogénicas, regular hormonas y el sistema inmune. Uno de los factores que explican que el consumo de tomate se asocie a una menor incidencia del cáncer de próstata, por ejemplo, es que el licopeno (un carotenoide presente en el fruto) tiene propiedades antioxidantes".

Para el doctor Cerchietti, el gran desafío frente al cáncer "no es lograr una pastilla milagrosa, sino enfatizar lo más sencillo: no fumar, seguir una dieta adecuada y realizar actividad física, algo que contribuye a evitar también otras enfermedades".

Fuente: www.salud.bioetica.org

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