EE.UU. recomienda ensaladas pero consume más hamburguesas

En un país donde más de dos tercios de la población es gorda u obesa, la selección del consumo de alimentos se hace a menudo por un impulso, sin tomar en cuenta la razón.

NUEVA YORK.— Aunque los estadounidenses hablan de mantener la línea, consumen comida chatarra que les hace engordar.

No importa que la primera dama Michelle Obama haya iniciado una cruzada hace año y medio para promover el consumo de alimentos nutritivos que ayuden a la gente a bajar de peso, ni que se obligue a que algunos restaurantes publiquen una lista de calorías en sus menús.

Tampoco parecen importar las reiteraciones de las intenciones estadounidenses de comer alimentos nutritivos, porque cuando salen a comer siguen pidiendo hamburguesas y papas fritas.

"Si deseo comer algo saludable, no me detendría a comprar comida en un McDonald's", comenta Jonathan Ryfiak, de 24 años, un instructor de trapecio en Nueva York que cuida la línea cuando come en casa pero que ordena nuggets de pollo y papas fritas cuando se topa con comida chatarra.

En un país donde más de dos tercios de la población es gorda u obesa, la selección del consumo de alimentos se hace a menudo por un impulso, sin tomar en cuenta la razón. Por lo tanto, mientras un 47% de estadounidenses dicen que frecuentan restaurantes que ofrecen ensaladas y papas horneadas, sólo un 23% tiende a pedir esas comidas, señala una encuesta realizada el año pasado por la firma de alimentos Technomic.

Eso explicaría la popularidad del sándwich de tocino y queso compuesto por dos rebanadas de pollo frito empanizado en lugar de pan, que vende la cadena Kentucky Fried Chicken (KFC).

Esa es la razón por la cual IHOP (la Casa Internacional de los Panqueques) tiene una orden especial de yogurt y fruta, pero su platillo más popular sigue siendo un desayuno modelo de huevos, tocino, salchicha, jamón, papas y cebollas fritas y panqueques, equivalente a 1.180 calorías.

Es la misma razón por la cual sólo un 11% de los padres pide rodajas de manzana como una alternativa a las papas fritas que vende McDonald's en sus paquetes de comida para niños.

El confuso mensaje no ha impedido que muchos restaurantes ofrezcan una lista de productos más alimenticios.

Después de que el gobierno intensificó su vigilancia y su influencia sobre la industria, a la que responsabiliza por el aumento de peso de los estadounidenses, se prevé que las normas a nivel nacional para colocar el listado calórico de los alimentos en venta entren en vigencia a partir del próximo año.

La primera dama Michelle Obama fomenta que los restaurantes y las empresa reduzcan las calorías de sus productos, pero los cambios en la elaboración de un menú pueden ser un asunto difícil y caro, que podría tomar meses o incluso años.

A la cadena de Dunkin' Donuts le tomó unos cuatro años preparar sus donas sin grasa trans, que los médicos señalan como la menos saludable, sin alterar el sabor de su producto.

Los esfuerzos por reducir el consumo de productos carentes de nutrientes no siempre dan el resultado deseado.

En 2009, un año después de que obligaron a las cadenas de Nueva York a publicar las listas de las calorías en sus menus, sólo un 15% de los consumidores pidió alimentos bajos en calorías, informó un estudio de la revista British Medical Journal.

Jason Sierra, mientras recientemente comía una hamburguesa y papas fritas en un Burger King de Nueva York, comentó que había reducido su consumo de productos chatarra porque su nivel de colesterol y su presión alta estaban muy elevados, pero cuando compra almuerzo con sus compañeros de la oficina, prefiere pedir "comida para hombres", como pizza, a fin de no discordar.

"Un día traté de pedir una ensalada", recordó Sierra, de 40 años, quien trabaja en un departamento de apoyo técnico. "Recibí muchas críticas por eso", agregó.

Los alimentos más nutritivos por lo general figuran entre los productos más costosos del menú, lo cual puede ser perjudicial para los clientes que se preocupan de su estómago.

Efraín Vásquez y su esposa Evelyn salieron a comer pollo frito y puré de papas con jugo de carne asada en un KFC de Nueva York. Destacaron la diferencia que existe entre el costo de una hamburguesa de dos dólares y una ensalada de seis dólares cuando uno cuenta con poco dinero para gastar.

"Uno tiene cuentas que pagar", comentó Efraín Vásquez, de 51 años, un obrero de mantenimiento, que tiene cuatro hijos con Evelyn, una recepcionista de 37 años. "Tratamos de economizar", comentó.

Publicado el 03/10/11
Fuente: La Segunda


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