Costumbre que disminuye en los países desarrollados:

Comer en compañía soluciona problemas de nutrición y ánimo

Familias con poco tiempo y una tercera edad cada vez más independiente gatillan la falta de encuentros entre cercanos. Las fiestas son una época importante para incentivar reuniones.

Margherita Cordano
Llega septiembre y con ello las fiestas. Días de calor, tardes largas y celebraciones en torno a la mesa, se convierten en un incentivo para salir del hogar y compartir en familia. Según el más reciente estudio del instituto geriátrico Home Instead Senior Care, de Estados Unidos, los festejos inciden de manera positiva en la salud nutricional y emocional de los adultos mayores: feriados como las fiestas nacionales serían de las pocas fechas en que se deja el hogar y se comparte una cena junto a la familia. Tras entrevistar a 600 personas de más de 70 años que vivían solas, los investigadores llegaron a la conclusión de que en forma diaria un 79% de los adultos mayores en Estados Unidos comían solos. A pesar de que esto puede tener consecuencias positivas en el desarrollo del sentido de la independencia, en muchos casos gatilla sentimientos de soledad y problemas nutricionales.

Dietas poco balanceadas

"En Chile recién estamos yendo para allá. Si bien existe un número importante de adultos mayores que viven solos, son mucho menos que en Estados Unidos, por la cultura que existe acá de tener a los mayores en las casas de los hijos o nietos", indica Julieta Sánchez, nutricionista y académica de la Universidad del Desarrollo, quien se ha dedicado a estudiar la calidad de alimentación en la tercera edad. Según ha podido comprobar, esto no significa que los adultos que viven acompañados no puedan sufrir del mismo problema. "Es algo general, si los adultos mayores están inmersos en estas familias donde no hay hábitos alimentarios en conjunto, ellos también comen solos", explica.

Esto puede desencadenar consecuencias peligrosas para la salud. Sin una adecuada supervisión, los adultos mayores pueden caer en la tendencia de condimentar en exceso, por ejemplo. "Aumenta el consumo de sal porque con el paso de la edad se va produciendo la pérdida de la capacidad de salivar, lo que implica que sienten menos el sabor", comenta Sánchez. Sin alguien con quien compartir el proceso de cocina, muchos se inclinan por platos poco elaborados y de bajos nutrientes. "Los adultos mayores que comen solos comen menos, es un hecho. Incluso hay una cosa que se llama 'síndrome del refrigerador vacío', donde tú vas a la casa de los adultos mayores, abres el refrigerador y no hay nada adentro", indica el doctor Daniel Bunout, académico del área envejecimiento del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos.

Participación constante

En caso de que las familias no tengan tiempo para comer junto a sus mayores, la recomendación es mantener una conversación constante con ellos para estar al tanto de sus hábitos. Quienes viven juntos deben buscar horarios en los que sentarse todos a la mesa o crear un sistema de turnos para cocinar. Detrás de esto último existe la idea de variar el menú y que no sea cada miembro de la familia el que se cocine a sí mismo.

A los adultos que sufren de temblores se les deben facilitar las tareas, dejando tarros de conserva semiabiertos o cortándoles el pan de antemano.
Es de vital importancia respetar los tiempos que demora un adulto mayor en comer e incluirlos en las conversaciones que se producen durante la cena. "Se les debe integrar y mostrarles que no solamente se les invitó porque estaban obligados", explica Gabriela Rojas, psiquiatra y profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. La especialista asegura que reunir a la familia en torno a la mesa es un beneficio que no sólo llega a los mayores, de ahí que las fiestas sean una época importante para incentivar las reuniones y visitas constantes entre cercanos.

"El compartir ayuda a conservar la memoria, mantenerse al día y estar contento. Ayuda tanto en las habilidades cognitivas como emocionales", indica. Amigos en torno a la mesa

La ingesta de alimentos ricos en fibra, como legumbres, frutas y cereales, es especialmente recomendada para personas de la tercera edad. A la vez, se aconseja disminuir el consumo de té y café, que contribuyen a la deshidratación y alteran el sueño. Para incentivar la preparación de platos nutritivos y variados, los especialistas sugieren formar un grupo con otros adultos mayores e invitarse a comer una vez por semana.

Publicado el 05/08/11
Fuente: El Mercurio


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