La obesidad adolescente se combate con estrategias sencillas

Hacer más ejercicio, reducir el consumo de bebidas gaseosas, evitar la "comida chatarra" y pesarse en forma recurrente son algunas de las estrategias de control de peso más eficaces para los adolescentes.

Así lo plantea un estudio publicado en el Journal of the American Dietetic Association, en el cual se enfatiza, además, la importancia del apoyo psicológico y familiar en estos pacientes, que deben lidiar tanto con los kilos de más como con los cambios que acompañan a la adolescencia.

Un problema en crecimiento en países como EE.UU. o Chile. Aquí, el 40% de los escolares de 8º básico -preadolescentes- presentan sobrepeso u obesidad, como dejó al descubierto el Simce de Educación Física. Una cifra que en la población sobre 15 años se dispara a 67%, según la última Encuesta Nacional de Salud.

En el estudio realizado por Kerri Boutelle, psicóloga de la Universidad de California en San Diego, se encuestó a 130 adolescentes sobre sus estrategias de control de peso y hábitos de estilo de vida.

Evitar adultos obesos

La gran mayoría de los 62 adolescentes que lograron adelgazar recurrieron a estrategias calificadas como "comportamientos sanos del control de peso" (ver recuadro), que considera comer frutas y verduras, y abandonar los hábitos sedentarios.

Para Boutelle, estos datos "proveen cierto optimismo de que los adolescentes pueden perder una cantidad significativa de peso y mantener dicha pérdida", sobre todo considerando que las estadísticas muestran que el 70% de los adolescentes obesos se transforman en adultos obesos.

"La obesidad es un obstáculo para que el adolescente se desarrolle plenamente, por eso la urgencia de tratar el problema antes de que lleguen a la adultez, porque puede haber un daño psicológico mayor y más difícil de revertir", precisa la psicóloga Marcela Luarte, del Centro de Tratamiento de la Obesidad UC.

Eso sin olvidar que los kilos de más causan alteraciones de salud en todas las edades: genera problemas cardiovasculares, aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, afecta la movilidad, produce artrosis, incrementa la incidencia de algunos tipos de cáncer y disminuye la expectativa de vida.

De allí la importancia de una intervención global, que incorpore no sólo un manejo nutricional, médico y físico.

"El apoyo psicológico es fundamental, porque la obesidad genera en algunos adolescentes problemas psicosociales con los pares y con sus padres, ya sea porque los hostigan con el tema del peso, los controlan demasiado o, en cambio, porque no les prestan atención", advierte Marcela Luarte.

Los adolescentes obesos, además, tienen más dificultades para socializar y vincularse con otros jóvenes. "En esta etapa es importante la aceptación del grupo, y cualquiera que no encaje con el resto, cae en la estigmatización y el aislamiento. Eso influye en su estado de ánimo y en su motivación, que es esencial para un tratamiento contra la obesidad", agrega la doctora Vivian Gallardo, endocrinóloga infantil de Clínica Santa María.

Cuando están más motivados, hay mejores resultados, siempre que haya apoyo en la casa y que la familia no "boicotee" el tratamiento, precisan las especialistas: si el adolescente requiere llevar una dieta, no ayuda en nada que el resto de sus familiares siga comiendo sin restricciones, por ejemplo.

Publicado el 15/03/11
Fuente: El Mercurio


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