Elegir un plato rojo y pequeño permite engañar al estómago

Una alimentación poco equilibrada u obsesiva con el consumo de ciertos productos podría jugarnos en contra.

No da lo mismo el color del plato si lo que quiere es cuidar el peso.

Según un estudio publicado en la revista Appetite, el color rojo en la vajilla ayuda a comer hasta 40% menos. Para la investigación se les entregaron 10 pretzels a 109 personas. La única diferencia estaba en el color del plato: blanco, azul o rojo. Según el estudio, los que tuvieron platos rojos comieron menos. Lo mismo sucedió con 41 estudiantes a quienes se les ofrecieron tazas de té marcadas con diversos colores. Quienes recibieron las tazas marcadas con rojo bebieron 44% menos que los demás voluntarios.

Para la doctora Ada Cuevas, jefa del departamento de Nutrición de la Clínica Las Condes, si bien el color del plato puede tener una relación con la cantidad ingerida, hay que ser cautelosos. "Estudios anteriores también han dicho que los platos azules ayudan a comer menos, porque como no hay comidas de ese color, las personas tienden a querer menos ese alimento. Pero no hay nada definitivo". Eso sí, recuerda que hay otros consejos que ayudan a seguir una dieta adecuada con poco sufrimiento.

"Comer en un plato más pequeño que el habitual es buena idea, porque las personas suelen comerse todo lo que tienen servido, sin considerar el tamaño", dice.

Y Florángel Mendieta, nutricionista del Hospital Clínico de la UC, agrega: "Muchas veces el plato de pan ya tiene un tamaño suficiente, y comer en él, y no en el de fondo, da una sensación de mayor saciedad".

El tamaño de las porciones es tan importante, que Nueva York ya comenzó una campaña llamada "Cut your risk" (reduce tu riesgo), donde se advierte sobre el tamaño XXL de muchos alimentos y bebidas. "Reduzca sus raciones. Reduzca su riesgo" es la frase que ya puede leerse en el Metro de la ciudad.

Sin apuro

Comer frente a una pantalla es otro mal hábito que debe erradicarse. "Al estar frente al televisor se tiene menos conciencia de la cantidad y se disfruta menos del plato", agrega la doctora Cuevas. Lo mismo ocurre con comer apurado: "La saciedad demora por lo menos 20 minutos en llegar al cerebro", recuerda.

A la hora de cocinar, no hay que olvidar que las ensaladas deben ir siempre acompañadas de un alimento proteico, como pollo, pescado o vacuno desgrasado. "Esto enlentece el paso de la comida del estómago al intestino y ayuda a lograr mayor saciedad y por más tiempo", dice Mendieta.

Por último, las expertas recuerdan la importancia de comer varias veces al día. "Al comer fraccionado, cinco o seis veces diarias, la persona llega con menos hambre a los momentos de comida y puede incluso disminuir la cantidad de alimentos", dice Mendieta. Para controlar la ansiedad, recomienda jaleas dietéticas o trozos de apio. Además, recuerda tomar bastante agua entre comidas, lo que también permite controlar el apetito.

Publicado el 17/01/12
Fuente: El Mercurio


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