Nutrición
Los alimentos y las Calorías

La energía que contienen los alimentos que diariamente consumimos se miden en "calorías".

El cuerpo puede utilizar alimentos diferentes para producir cantidades distintas de energía; es por ello que un trozo de chocolate puede tener muchas más calorías que un pedazo de lechuga de tamaño similar.

La necesidad calórica de una persona se determina al aplicar diferentes ecuaciones matemáticas. Para este fin, se debe tener en cuenta la edad, talla, peso promedio, peso actual y peso deseado.

El cuerpo desintegra la moléculas de los aliementos para liberar la energía almacenada dentro de los mismos. Esta energía se necesita para las funciones vitales como el movimiento, el pensamineto y el crecimiento. Cualquier actividad que se lleve a cabo requiere el uso de combustible. El cuerpo almacena grasa que no necesita en forma de células de grasa para uso futuro.

Metabolismo

El metabolismo es el proceso de descomposición del alimento para uso como energía. El aumento de actividad provoca aumento en el metabolismo, ya que el cuerpo requiere de mayor combustible. Lo opuesto también es cierto ya que con la disminución de actividad el cuerpo continúa almacenando energía en las células grasas y no la usa. Por lo tanto, el aumento de peso es el resultado del incremento del consumo de alimento, reducción de actividad o de ambos.

Dietas y Calorías

Las dietas muy bajas en calorías se consideran peligrosas y no producen pérdida de peso saludable. El método más aconsejable para perder peso es el que incluye una dieta moderada en calorías y fomenta el ejercicio diario.

Los niños y los adultos jóvenes no deben limitar el consumo de calorías por debajo de las porciones diarias recomendadas, porque necesitan cierta cantidad de calorías para favorecer su crecimiento y desarrollo. Por lo general, cuando la familia adopta mejores hábitos alimentarios se puede lograr la disminución calórica necesaria para que el niño o el adulto joven alcance el peso deseado.

Cómo limitar las calorías:

No se debe comer carne más de una vez al día. Se recomienda comer pescado y pollo, en lugar de carnes rojas o procesadas porque engordan menos.

Se deben evitar las comidas fritas, porque estos alimentos absorben las grasas que contienen los aceites de cocina, aumentando así el consumo de grasa. Se recomienda hornear o asar los alimentos. Si se fríen, hay que utilizar aceites que contengan ácidos grasos poliinsaturados, como el aceite de maíz.

Se debe reducir el consumo de sal, ya sea sal de cocina o los intensificadores de sabor que contienen sal, como el glutamato monosódico (GMS).

Se debe incluir un consumo adecuado de fibra en la dieta, la cual se encuentra en las hortalizas de hoja verde, en las frutas, los fríjoles, las hojuelas de salvado, las nueces, los tubérculos y en los alimentos integrales.

No se deben consumir más de cuatro huevos por semana; aunque son una fuente rica en proteína y baja en grasas saturadas, contienen mucho colesterol, y por esta razón se deben consumir con moderación.

Se deben comer postres de frutas frescas, en lugar de galletas, tortas o pudines.
No se debe consumir en exceso cualquier tipo de alimento, ya sea calórico o algún otro tipo de comida en particular, porque ésto tiene sus desventajas. Una dieta bien balanceada, con creatividad y variedad, es la que mejor se ajusta a las necesidades de las personas.

Fuente: Enciclopedia Médica MEDLINEplus

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